Godard señaló que la gente a veces va a ver «una antigua película de Lubitsch», pero nunca leen «un antiguo libro de Céline». Con la misma contemporaneidad, la historia del cine resulta más cercana que la historia de la literatura. Hay una obra que parece, sin embargo, venir de muy lejos: no se va a ver «una película antigua de Dwan».
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Las razones históricas o estratégicas de este olvido, sin embargo, no son sino el indicio de un secreto agazapado en las propias películas. Si Tourneur es el cineasta nocturno del secreto, donde gobierna la inquietud, Dwan es el cineasta diurno del secreto, donde la serenidad acecha Serge Bozon, Inspection des Dwan, Cahiers du cinéma n° 651, dezembro 2009